martes, 5 de febrero de 2008

Hacia rutas salvajes, caminos hacia la felicidad

Tocho! Ojo, aquellos que vengais a leer una entrada corta, pasad de esta entrada.

Hacia rutas salvajes (Into the wild) es una película dirigida por Sean Penn sobre un brillante universitario que decide abandonar su actual estilo de vida para unirse a la naturaleza en harmonía y vivir sin ataduras.

Aquí es donde empieza mi reflexión, reflexión sobre quienes somos, como somos, que queremos y como conseguirlo, así que cualquier lector avispado entenderá que esto va a mezclar a partes iguales filosofía y utopía, pero todo mezclado y aderezado por mis teorías y pensamientos, con lo cual no tendrá mucha base y seguramente podría estar mejor escrito y explicado, dicho esto...

No he visto la película, pero leer su sinopsis me ha hecho reflexionar sobre los motivos del protagonista para abandonar nuestra sociedad.
De forma instintiva buscamos la felicidad, pero erramos; por lo general basamos nuestra búsqueda en la obtención de dinero para comprar aquello que supuestamente nos hará felices: un coche, una casa, una segunda casa, seguridad, comodidad, el futuro asegurado de nuestros hijos...

En la sociedad que vivimos y en cualquier otra no utópica que pueda imaginar, buena parte de nuestra vida la vamos a pasar trabajando, pero en la actual se hace en primer lugar para conseguir dinero. En mi opinión, buena parte de la felicidad se basa en el trabajo, porque nos hace sentirnos realizados, nos hace formar parte de la sociedad y nos sirve para mejorar como sociedad en todos los aspectos.
Pero entonces ¿porqué no hacemos algo que te guste al menos un 90% del tiempo que pasamos trabajando? Esto es precisamente lo más difícil, porque nuestra sociedad no tiene como finalidad hacernos ser feliz (o al menos intentarlo).
Seguimos en un estado donde prevalece aun la ley del más fuerte, refinada, si, pero continúa siendo lo mismo en su base, "yo consigo lo mio y que cada uno se consiga lo suyo", y es que la cultura no evita la barbarie, solo la hace más precisa.

En las escuelas e institutos te enseñan de forma obligatoria cultura general, luego te especializas, pero entramos a una especialidad sin saber lo que realmente queremos y buscamos. En las escuelas, o al menos en los institutos, debería emplearse más tiempo, con personal especializado, a orientar a los estudiantes para que sepan que quieren, y no me refiero a que los encaucen a una u otra carrera, sino a que realmente hubiese formas y métodos de conseguir que los propios estudiantes pensaran y descubrieran por si mismos que es lo que quieren ser: abogados, panaderos, fontaneros, barrenderos, camareros, arquitectos, médicos, lo que sea.
Esto por si solo no sirve, estas mismas instituciones deberían enseñarnos a ser más tolerantes y educados, y valorar adecuadamente cada trabajo. Por su parte, también la sociedad debería concienciarse en valorar economicamente los trabajos de una forma diferente, no tan poco dinero para un camarero, no tanto para un arquitecto o director de banco, ya sé que tienen más responsabilidad, por eso cobrarían más, pero ¿cuánto más?

Somos egoistas y queremos que nuestros hijos tengan lo mejor, pero ¿qué es lo mejor? ¿que lo tengan todo hecho? Otra vez no, para que sean felices deben tener un trabajo que les haga felices, que les haga sentirse productivos y parte de la comunidad, y que al mismo tiempo les enseñe a valorar las cosas.

Esto es utopía, necesitariamos esta misma sociedad, pero enfocada a la felicidad ("¿tengo poco? quizás, pero ¿necesito más?"), una estructura educativa sustancialmente diferente, enseñando tolerancia y tratando de encauzarte hacia tu propia felicidad laboral y con un poquito de suerte, a tu felicidad vital; pero sobre todo, una humanidad menos ambiciosa y estúpida de forma estúpida, más ambiciosa y egoista de forma inteligente, marcándose retos y objetivos elogiables sin importar tanto si los consigue.
No estamos hablando de comunismo, unos cobrarán más y otros menos, pero con una justa escala de valores, no eliminariamos la competencia, solo la enfocariamos a campos menos dañinos, se puede evolucionar y mejorar sin este capitalismo sin sentido y negativista.

Mientras tanto, seguiremos buscando cada uno nuestra propia felicidad, intentando encontrar un trabajo que nos guste, y en caso contrario, soportándolo tratando de que no afecte negativamente ni nuestra vida, ni ninguna de las que nos rodean.

No hay comentarios: